Declaración de Lima
Los representantes de las asociaciones y cámaras de consultores de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, España, México, Paraguay, Portugal y Perú, miembros de la Federación Panamericana de Consultores (FEPAC), reunidos en Lima con ocasión del 40° Aniversario de su fundación, ratificamos nuestro compromiso con la innovación y con todo aquello que suponga adelantos tecnológicos que coloquen a la consultoría de las Américas, de España y de Portugal en condiciones de enfrentar la crisis económica por la que atraviesa el mundo y de encaminarse hacia el futuro con seguridad y confianza.
Ratificamos también nuestro compromiso de intercambiar reportes en relación a los problemas que confronta el desarrollo de las actividades de consultoría en cada uno de los países miembros habida cuenta de que pese a ser siempre los mismos, no se presentan todos ellos al mismo tiempo en todos los países.
Nos preocupa de manera particular que los presupuestos insuficientes con los que se convocan los concursos para seleccionar consultores puedan estar propiciando la abstención de aquellos postores que tengan la capacidad de desarrollar los servicios de la manera más eficiente; que el método de evaluación pueda estar minimizando el valor de alguno de los factores que intervienen en ella, que el sistema de adjudicación pueda dejar de privilegiar la calificación de la propuesta técnica de cada postor y que la incidencia de la propuesta económica sea en algunos países cada vez mayor afectando la mejor elección posible; que los presupuestos no sean calculados adecuadamente con lo que no se dejan márgenes para invertir precisamente en innovación y en tecnología de punta y que las gestiones para sincerar estos valores no sean entendidas en defensa de la competencia sino en contra de su libre manifestación.
Nos preocupa que no se reconozca que la inversión que se hace en ingeniería constituye un ahorro significativo en el costo de la construcción habida cuenta de que repercute favorablemente en la vida útil de los proyectos y baja considerablemente sus costos de operación y mantenimiento; que no se reconozca que los profesionales que hacen ingeniería deben estar rodeados de todas las facilidades en materia de dirección, asistencia, capacitación y equipos para permitir su mejor desempeño y que no se retribuya correctamente este importante componente de gastos generales que representa, según la mayoría de estudios en la materia alrededor del 103% de la planilla de sueldos y cargas sociales.
Nos preocupa que en el desarrollo de los contratos las entidades públicas tiendan a desligarse de sus obligaciones y que los órganos de control o de fiscalización ajenos a las partes y a las especialidades propias de cada servicio adquieran roles que no les deberían corresponder; que no se reconozca que entre la elaboración de los estudios y la ejecución de las obras pueden haberse producido fenómenos de diversa índole, perfectamente previsibles, que exigen modificaciones que no pueden atribuirse en modo alguno a deficiencias u omisiones del expediente técnico con el objeto de pretender responsabilizar de supuestos daños y perjuicios a los consultores que los elaboraron. Se sabe que pueden presentarse; lo que no se sabe es cuál o cuáles de ellos se presentarán y por eso mismo resulta imposible calcular su impacto en el costo del proyecto.
Las asociaciones y cámaras de consultores que suscriben esta Declaración de Lima ratificamos nuestro compromiso con la creatividad, con la aceleración de los procesos y la apertura a nuevas ideas con el propósito de reinventarnos cada día para contribuir al progreso de nuestros países en el marco de un mundo cada vez más competitivo que exige planificación, emprendimiento, integración y una permanente transformación.
Lima, 29 de noviembre del 2011.